El Eco de lo Perdido

La casa de los Palmer había sido testigo de innumerables vidas y tragedias. Nadie podría decir con certeza qué había ocurrido en aquellos muros, pero estaba claro que los ecos de su pasado nunca se habían ido. Y esa tarde, cuando Roxana dejó el lugar, algo se había movido, algo que no pertenecía al mundo de los vivos. Desde que el joven desapareció, la presencia de algo inexplicable parecía seguirla. Los días siguientes a su visita, Roxana no podía sacarse de la cabeza la imagen de aquel hombre, la tristeza en sus ojos y la inexplicable sensación de que, en algún momento, no todo había sido lo que parecía. ¿Realmente había visto al hijo del dueño? La idea de que alguien pudiera haberse hecho pasar por él la inquietaba, pero más que eso, la sensación de que algo estaba siguiendo sus pasos la aterrorizaba. Esa noche, mientras se acomodaba en su sofá, con la mente aún dando vueltas a la desconcertante visita, la puerta de su apartamento se golpeó con fuerza. Un estremecimiento rec...