¿Qué
estoy haciendo en esta casa?
Bueno
hoy es el día de Halloween y los truco o trato hace tiempo que pasaron de moda,
estoy relajándome en el sofá con una infusión que le he encontrado en la cocina
como esta fuera a mi casa.
Pero
no lo es, de ser así estaría bebiendo una cerveza muy fría.
Escucho
como Pedro -creo que se llama así- apaga el motor de su coche, ya es la hora,
apago el televisor dejando la taza de mi infusión en el fregadero y me dirijo a
su habitación a oscuras.
¿Qué
estoy haciendo en esta casa? Bueno solo me estoy divirtiendo un poco, soy un
hombre aburrido que trabaja de 8:00 a 17:00 h de la tarde en una oficina
aburrida. A veces salgo con mi novia, pero lo cierto es que ella también es
aburrida, así que cuando encuentro una casa abierta solo me dedico a divertirme
un poco.
Es sorprendente la cantidad de personas que no
comprueban que la puerta de su casa está cerrada tanto al salir como al entrar,
me encanta ver la cara que se les queda cuando están cómodamente sentados en el
sofá viendo una película y de pronto me ven invadir su salón, en esta ocasión
Pedro no estaba en su casa si es que se llama así, pero qué más da: Pedro que
Paco va a jugar conmigo de todas maneras.

No
hay reglas en mi juego, solo soy creativo, oigo cómo se cierran las puertas: es
él. Ya está aquí. Ahora estoy en su habitación, no tengo ni idea de lo que está
haciendo solo que ha encendido una luz, probablemente de la cocina. Escucho el
sonido del televisor desde las sombras y oigo sus pasos en la planta baja, pero
de repente se detiene. ¿Se habrá dado cuenta de la taza de más que hay en el
fregadero de la cocina? El televisor deja de sonar y oigo sus pasos en la
escalera, yo sigo en las sombras, lo veo, pero el a mi no. Por fin entra en la
habitación y enciende la luz, yo estoy tras la puerta, aprieto con fuerza la
cuerda que llevo en mis manos y la paso por su cuello mientras sigo apretándola
más. El forcejea e intenta desesperadamente zafarse de mí, pero no lo consigue,
ni tan siquiera me ve. Yo sí puedo ver su rostro a través del espejo; primero
rojo, sus ojos a punto de estallar; empieza a ponerse morado, poco a poco su
fuerza se debilita dando paso al desmayo. Con los ojos en blanco siento el peso
de su cuerpo caer como un muñeco roto y aflojó la cuerda, pero el juego todavía
no ha terminado, solo está desmayado, nos queda toda la noche para seguir
jugando; vamos a ver qué se me ocurre, soy un hombre creativo.
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