El entierro del demonio del jardín..

He entrado en el tanatorio con unas inmensas gafas de sol. No sabía si alguien me reconocería. Era difícil; habían pasado muchos años, casi treinta, y las personas cambiamos. No obstante, no pasaron ni dos minutos antes de que identificara a muchas de las personas que allí se hallaban congregadas. Transformadas, eso sí, pero sus rasgos y gestos eran los mismos que antaño. Discretamente y con la cabeza gacha, me dirigí a la sala de velación. Mi única intención era ver al difunto; lo cual me paralizó y disgustó al mismo tiempo por ver una urna de metacrilato sobre él. Yo quería tocarlo, sí, tocarlo; lo han leído bien. Quería cerciorarme de que estaba muerto dándole un pinchazo. Llevaba un alfiler en el bolso. Lo tomé antes de salir de casa. Y ahora... ¿Cómo sé que esto no será otra de sus estratagemas? ¿Los demonios mueren? Estoy convencida de que no. Con los vampiros aún puedes usar la estaca en el corazón, pero con los seres endemoniados… Contrariada, salí de la sala. Not...