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Mostrando entradas de septiembre, 2024

El entierro del demonio del jardín..

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  He entrado en el tanatorio con unas inmensas gafas de sol. No sabía si alguien me reconocería. Era difícil; habían pasado muchos años, casi treinta, y las personas cambiamos. No obstante, no pasaron ni dos minutos antes de que identificara a muchas de las personas que allí se hallaban congregadas. Transformadas, eso sí, pero sus rasgos y gestos eran los mismos que antaño. Discretamente y con la cabeza gacha, me dirigí a la sala de velación. Mi única intención era ver al difunto; lo cual me paralizó y disgustó al mismo tiempo por ver una urna de metacrilato sobre él. Yo quería tocarlo, sí, tocarlo; lo han leído bien. Quería cerciorarme de que estaba muerto dándole un pinchazo. Llevaba un alfiler en el bolso. Lo tomé antes de salir de casa. Y ahora... ¿Cómo sé que esto no será otra de sus estratagemas? ¿Los demonios mueren? Estoy convencida de que no. Con los vampiros aún puedes usar la estaca en el corazón, pero con los seres endemoniados… Contrariada, salí de la sala. Not...

¿MI MARIDO O MI AMANTE?

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Cada atardecer, al terminar mi jornada laboral y abandonar la oficina, mis ojos eran irresistiblemente atraídos por su presencia; un hombre de aspecto lánguido, envuelto en un aura de melancolía y con una mirada tan triste que parecía arrastrar consigo los secretos más oscuros de la existencia. Su figura, de cierta cadavérica palidez, ejercía sobre mí un hechizo magnético, una atracción inexplicable que desafiaba los estándares de las preferencias amorosas de mi edad. A diferencia de mis amigas, cuyo interés se inclinaba hacia chicos llenos de vitalidad y energía, mi corazón latía al ritmo de lo enigmático y lo siniestro.   El tiempo fue labrando su imagen en mi mente con una persistencia asombrosa. Anhelaba cada atardecer, pues la salida de la oficina marcaba el momento en que nuestras miradas se cruzaban, una conexión silenciosa que parecía hablar un lenguaje que solo nosotros entendíamos. A medida que las semanas se sucedían, ese hombre misterioso dejó de ser un simple espectro ...

El unicornio de Fabiola

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¿Todos sabemos que es un unicornio, cierto? Esos mágicos y hermosos seres cuya anatomía es similar a la de un potro salvaje, pero con una pequeña peculiaridad en su frente, nada más ni nada menos que un magnífico y largo cuerno el cual posee propiedades mágicas, pero no hay nada más alejado de la realidad, pues estos son seres oscuros y malignos, aberraciones de la naturaleza, monstruos horripilantes salidos de los más mórbidos confines de la creación, seres que disfrutan causar sufrimiento a otras especies y en algunos casos dentro de su misma especie. Una hermosa y carismática criatura de largos cabellos castaños y blanca piel de porcelana, no se trata de otra sino la pequeña Fabiola Palacios, nacida en la cuna de una de las más acaudaladas familias de toda Venezuela. La pequeña Fabiola solía jugar en un amplio jardín que yacía en la parte trasera de la gran casa familiar, ese jardín tan hermoso y lleno de flores que se extendía por hectáreas hasta terminar en un cercado al cual se l...

¿QUÉ ESTOY HACIENDO EN ESTA CASA?

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¿Qué estoy haciendo en esta casa?   Bueno hoy es el día de Halloween y los truco o trato hace tiempo que pasaron de moda, estoy relajándome en el sofá con una infusión que le he encontrado en la cocina como esta fuera a mi casa.   Pero no lo es, de ser así estaría bebiendo una cerveza muy fría.   Escucho como Pedro -creo que se llama así- apaga el motor de su coche, ya es la hora, apago el televisor dejando la taza de mi infusión en el fregadero y me dirijo a su habitación a oscuras.   ¿Qué estoy haciendo en esta casa? Bueno solo me estoy divirtiendo un poco, soy un hombre aburrido que trabaja de 8:00 a 17:00 h de la tarde en una oficina aburrida. A veces salgo con mi novia, pero lo cierto es que ella también es aburrida, así que cuando encuentro una casa abierta solo me dedico a divertirme un poco.   Es sorprendente la cantidad de personas que no comprueban que la puerta de su casa está cerrada tanto al salir como al entrar, me encanta ver la cara que...

Tiempos de Sombras.

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En la calle, un silencio inquietante se cierne sobre el ambiente, interrumpido ocasionalmente por los primeros gritos ahogados de las personas que, hasta hace poco, paseaban con tranquilidad. La atmósfera parece cargada de tensión, como si el aire mismo retuviera los secretos de lo que acaba de ocurrir. Pronto, el ulular lejano de las sirenas de la policía y la ambulancia se alza en el aire, como un coro de voces inquietantes que anuncian la llegada de la tragedia. Desde el balcón, observo lo que ocurre en la calle con una extraña y serena distancia. Es curioso, la verdad. Mi cuerpo yace en la calzada, aplastado, con los huesos rotos. Acabo de saltar al vacío, pero mi fantasma persiste en esta vivienda, un espectro anclado a su antiguo hogar. Una sensación de siniestra satisfacción me recorre, como si hubiera logrado burlar las limitaciones de la muerte misma. El mañana se avecina con la promesa de noticias que retumbarán en los titulares de todo el país. Mi suicidio será el foco de lo...