El Instituto.
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Eran las 8 de la tarde del 20 de noviembre, y aunque al día siguiente no tendría clases debido a la fiesta del colegio en el que había empezado a trabajar, Luis seguía en su aula corrigiendo exámenes. Deseaba tener todo listo para disfrutar su tiempo libre durante el fin de semana. Casi todos los alumnos se habían marchado hacía horas, al igual que la mayoría de los profesores. Sin embargo, quedaban unos pocos rezagados que daban los últimos toques a la decoración para el día siguiente. Estar solo en la última planta de aquel inmenso edificio que databa del siglo XVIII inquietaba a Luis. Las leyendas que sus colegas contaban sobre fantasmas que habitaban en el edificio, como la mano negra, Lucía la desfigurada o el espectro de Sor Pilar, no contribuían precisamente a calmar sus nervios. Intentaba no distraerse con historias de aparecidos mientras intentaba descifrar la letra de uno de sus alumnos. En ese momento, le pareció ver una figura que pasaba frente a su puerta. Salió al pasil...